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Arquitectos: Filipe Pina, Maria Ines Costa
- Área: 140 m²
- Año: 2019
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Fotografías:João Morgado
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Proveedores: Teka, Aleluia Cerâmicas, Efapel, Ofa, Sanitana, Technal, VALVO
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Ubicada en la orilla del histórico National 18 y con vistas a la Serra da Estrela, la antigua casa comenzó ocupando las rocas que se alzaban cerca del arroyo que la atraviesa.
Construido a principios del siglo XX, la forma nos permite adivinar una casa de dos pisos de carácter humilde, que al mismo tiempo sirvió a la actividad agrícola y residencial de la familia.
La tierra agrícola se extiende hacia el norte a lo largo de la carretera nacional. La casa se estableció hacia el sur, donde la roca no permitía ningún tipo de cultivo. Alrededor de la década de 1950, se agregó un anexo, que se encontraba al norte de la casa existente.
Después de años de abandono y el resultado de un legado familiar, el proyecto comenzó con la necesidad de rehabilitar el edificio, adaptándolo al confort moderno actual. El desafío era controlar el exigente presupuesto con un programa simple y flexible. La casa puede ser una casa de vacaciones, una casa permanente o, en el futuro, una casa de huéspedes.
El programa que consta de 3 dormitorios, sala, cocina y trastero, no permitió preservar la existencia en sus funciones originales. Por otro lado, las restricciones administrativas limitaron la ocupación de la tierra.
El edificio preexistente se mantuvo y la idea del anexo demostró ser un punto de partida para el concepto del proyecto. El anexo cumple así su propia función: en ausencia de espacio, se construye un espacio adyacente.
Las habitaciones están divididas en los dos pisos del edificio de granito, uno de ellos, un trastero que se puede convertir en un espacio para dormir en el futuro. Los espacios comunes, la cocina y la sala de estar, se encuentran en el anexo. En cuanto a la forma, se extruyeron el prisma de granito y techo. En materialidad, se distinguieron lo nuevo y lo viejo, protegidos bajo el mismo techo: la piedra y la lámina corrugada, uno al lado del otro y en continuidad.
En el interior, se buscó la neutralidad dada por la simplicidad de los materiales y la ilusión de la ausencia de detalles. La idea de interioridad se transmite en el uso de las aberturas, estratégicamente ubicadas hacia el paisaje y en el uso puntual de la madera.